La lectura silenciosa es un fenómeno reciente. Hasta el año 370 aproximadamente los libros de nuestros antepasados milenarios eran leídos sólo en voz alta y se escuchaban en compañía. Sin puntos ni comas, leer era un hecho social y los primeros lectores silenciosos resultaron sospechosos para las autoridades pues su aventura solitaria de interpretación y relectura, escapaba al control de quienes mandaban.
Los signos de puntuación aparecieron junto con la lectura silenciosa. Por ejemplo, unos monjes amanuenses habían ideado un método para ayudar a los menos capaces que consistía en dividir el texto en líneas con sentido, una forma primitiva que ayudaba a los lectores menos dotados a identificar la finalización de un pensamiento. Como vemos los problemas para comprender lo que se lee han existido desde siempre y también, afortunadamente, desde siempre ha habido interés por ayudar a los chicos que tienen dificultades para leer.